FRITURA MALAGUEÑA, EMBAJADORA DEL MAR
Es una tradición gastronómica antigua. Se dice que en la cocina judía sefardí el pescado frito se comía acompañado de una vinagreta, mientras que en al-Ándalus almohade no solamente se freía el pescado… también se adobaba. Fue en el siglo XVIII, sin embargo, cuando se empezó a documentar la existencia de este plato, gracias a los viajeros que vinieron al sur. Las variedades más pequeñas de pescado pueblan la fritura malagueña, a saber: pescaítos, crustáceos y mariscos que llevarse a la boca sin temor por las espinas, enharinados, crujientes y dorados.
Como entrante o primer plato, el pescaíto frito se come con un poquito de limón por encima, y una deliciosa ensalada de pimientos asados como contrapunto vegetal. También se puede tomar como aperitivo, en plan tapa, servido con una caña de cerveza bien fría.
Por otra parte, perviven todavía los cartuchos de fritura variada, comunes antaño en las freidurías de Málaga capital. Los cartuchitos de pescado sirven de take away o para disfrutarlos en el mismo sitio. En cualquier caso, el pescaíto, fresco y frito a la manera malagueña, es irresistible.